La
huella ecológica es un indicador ambiental que refleja la superficie
necesaria
(cultivos, pastos, bosques o ecosistema acuáticos) para
producir y asimilar los recursos utilizados por un ciudadano medio (de
determinada comunidad humana, con un nivel de vida específico). Lo
último funciona independientemente de la localización de estas áreas. Es
decir, evalúa el impacto de nuestros consumos diarios sobre el planeta,
como por ejemplo alimentos, bienes, servicios y uso de energía.
¿Para que sirve? La huella ecológica nos da información, cuantitativa y a tiempo,
de nuestras operaciones que nos permiten desarrollar planes de
desarrollo sostenible, que involucren, ahorro de energía, utilización de
tecnologías verdes, reciclaje, reutilización y reuso. Con la huella ecológica entendemos que la riqueza de una empresa no sólo
debe radicarse en una alta rentabilidad económica, sino en saber
combinar dicha rentabilidad con la eficiencia ecológica y con equidad
social. Por Cristóbal y Laura.
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